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“El 70% de la población que no sabe euskara está excluida de ser funcionaria”

Ruiz Soroa, Unzalu e Iglesias, en la presentación de Vitoria

Iker Rioja Andueza

A pesar del calor de justicia y las alternativas de ocio en una tarde estival, la sala lateral de la Casa de Cultura de Vitoria se ha quedado pequeña este lunes de julio y, unilateralmente, una mujer ha optado por ocupar el salón de actos principal, que casi se ha llenado también. En el centro de la mesa, Andoni Unzalu Garaigordobil, autor del libro 'Ideas o creencias: conversaciones con un nacionalista' (Catarata, 2018). A su lado, José María Ruiz Soroa lo ha definido como “polemista”. Él mismo ha añadido que se siente “traidor” por haber abandonado el nacionalismo (vasco) que abrazó en la juventud y que ahora ataca sin miramientos.

“Hubo un día que luchamos por la vida en Euskadi. Hoy luchamos por la verdad”, ha lanzado a bocajarro Unzalu al auditorio, al que ha mostrado un bucle con fotografías de lugares donde ETA ha asesinado en nombre del pueblo tomadas por Willy Uribe, él mismo amenazado. A los que esperaban al “polemista” no ha defraudado Unzalu. Alto cargo del Gobierno vasco del nacionalista Iñigo Urkullu en una de las tres consejerías que dirige el PSE-EE tras el acuerdo de coalición con el PNV, el escritor ha sido asesor del lehendakari Patxi López. Era su pluma. En Ajuria Enea y en la breve estancia en el Congreso.

Sus reflexiones en Vitoria, con formato de diálogo con la periodista de 'El Mundo' Leyre Iglesias, han ido por los mismos derroteros que molestaron al PNV cuando se presentó el libro, en abril. Incluso Urkullu preguntó a sus socios del PSE-EE por el pequeño ensayo de Unzalu, en el que trata de desmontar lo que considera como mitos del nacionalismo y, singularmente, del partido con más implantación el Euskadi. El partido no ha dejado solo para la ocasión a Unzalu, que ha estado arropado por los consejeros socialistas Alfredo Retortillo y María Jesús San José, así como por otros dirigentes como Cristina González o Txarli Prieto. Entre el público también escuchaba el director del Memorial de Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez.

Unzalu, euskaldun, ha arrojado duras críticas contra la política de euskaldunización de la Administración. “El 33% sabe euskara. Sabemos euskara. Pero el 100% de los funcionarios tienen que ser vascoparlantes. Así pues, el 70% de la población está excluida del acceso a la función pública. Esto debería alarmarnos a todos. Euskaldunizar la Administración es expulsar a todos los que no saben euskara”, ha defendido el autor, que incluso ha cuestionado que el bilingüismo sea una “riqueza cultural”: “La torre de Babel fue un castigo de Dios. No una riqueza cultural”. Unzalu no se ha quedado ahí: “Nos está costando una barbaridad el euskara. Si hubiésemos destinado lo mismo al inglés, a lo mejor tendríamos la generación mejor formada de la historia”.

En el libro recoge también el espinoso asunto del derecho de autodeterminación. Y Unzalu no ha eludido el debate en torno a la reforma del Estatuto vasco que propugnan PNV y EH Bildu y que incluye el derecho a decidir y el reconocimiento nacional vasco, entre otras propuestas. “La pretensión del PNV nos debería preocupar”, ha asegurado en relación a la intención de establecer una diferenciación entre ciudadanos y “nacionales”. Es motivo de “alarma”, ha dicho, porque “está en peligro la igualdad política ciudadana” como lo estuvo en la Alemania nazi, en los regímenes comunistas de Europa del Este o más recientemente “en Venezuela”. Sin embargo, este paso del PNV no le sorprende: “La traición a la democracia constitucional de España se inició con el Pacto de Estella, que fue un aldabonazo”.

Su discurso, eso sí, se torna heterodoxo al plantear sin ambages un referéndum de independencia para solucionar un contencioso como el de Cataluña. “En algún momento tendremos que debatir con el independentista voto a voto. Es la democracia liberal que yo defiendo”, ha apuntado preguntado por Iglesias. Referéndum sí, pero con reglas y a doble vuelta. Y siempre luego de haber restituido la plena legalidad constitucional en Catalunya, ha incidido. La primera votación abriría la puerta a una negociación y la segunda sometería a escrutinio ciudadano un acuerdo que refleje con claridad las consecuencias de la separación. Si un territorio es democrático, no tiene por qué no serlo separado en dos Estados.

¿Y ETA? Para Unzalu, no se puede decir que la “sociedad vasca” haya acabado con el terrorismo porque “si el nacionalismo, desde los años 80, hubiera tenido el valor de enfrentarse absolutamente a ETA, habría sido derrotada mucho antes”. “El nacionalismo ha cerrado los ojos. Lo hemos visto. Es nuestro pasado humillante”, ha concluido.

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